El origen de los restaurantes chinos en España
España se caracteriza por su buena y
variada cocina, y mucho tiene que ver en ello la calidad de sus
productos. Galicia es uno de los referentes en oferta gastronómica. Pero
cada vez más, sobre todo en las grandes ciudades, es frecuente
encontrar otro tipo de cocinas, de otras latitudes y con ingredientes y
maneras de preparar los productos totalmente distintas a lo que estamos
habituados. Y así ya no nos sorprende viajar y ver restaurantes de
cocina peruana, hindú, argentina, turca… Aunque, exceptuando la comida
italiana, hemos de reconocer que hasta hace bien poco la única comida
internacional que encontrábamos, salvo excepciones, era la china.
Quizás sean los restaurantes chinos los
más comunes en España, porque los encontramos en cualquier ciudad y
cualquier pueblo. Pero ¿cuál fue el primer sitio de comida china en
nuestro país? Pues es curioso saber que su origen está ligado a la
artista de variedades y empresaria de espectáculos Manolita Chen. Su
marido era un ciudadano chino, Chen Tse-Ping, y en los años cincuenta y
sesenta era raro encontrar orientales en España. Prueba de ello fueron
las dificultades que tuvo Sam Bronston para encontrar extras asiáticos
con los que rodar la película “55 días en Pekín” en 1963, rodada en las
afueras de Madrid. De hecho, según contaba posteriormente Charlton
Heston, en aquel verano fue muy difícil encontrar una comida china
decente en ninguna capital de Europa, ya que todo el personal de los
restaurantes estaban rodando la película.
Tse-Ping siempre mantuvo los lazos con su
Zhejiang natal. Donó grandes cantidades de dinero y dio trabajo a
varios paisanos suyos, entre ellos a un hermano, conocido como “Tío
Ling”, que comenzó a trabajar en el Teatro Chino de Manolita Chen.
El “Tío Ling” había dejado un hijo en China y cuando fue posible,
gracias a la flexibilización de las normas de salida, lo trajo a España.
Aquel chico, Chen Diguang, fue el primer ciudadano de la República
Popular China que emigró directamente a España. Y a él fue a quien se le
ocurrió montar un restaurante en Madrid. Así que antes de iniciar la
aventura empresarial, trabajó un tiempo en un restaurante de una familia
taiwanesa, que en aquellos tiempos también hacían algunos platos
chinos. Una vez que conoció los entresijos del negocio, se lanzó a abrir
el restaurante Gran Muralla, en 1975, que se convirtió en el
primero de una serie de locales. Cada poco tiempo llegaban nuevos
cocineros de China, que aprendían los platos que más funcionaban en
España, y se marchaban para abrir otros locales en otros puntos de la
geografía.
Chen Diguang fue el inventor del menú
chino-español, platos de ingredientes que “parecían chinos” -pollo con
almendras, arroz tres delicias o rollitos de primavera”- que respondían
al gusto nacional por los fritos o ensaladas (que no existen en China).
Y así fue la curiosa historia del inicio
de la comida china en España. Afortunadamente, hoy en día es posible
encontrar ya establecimientos con auténtica gastronomía de ese país
oriental aunque no por eso debe desmerecerse el trabajo de estos
emprendedores.
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